Tratamos una amplia gama de afecciones de la columna vertebral, desde dolor lumbar y cervical hasta hernias de disco y más.
La cervicalgia, que se manifiesta como dolor en el cuello, dificultad para moverlo, mareos y cefaleas, está vinculada a estrés continuo, problemas degenerativos en la columna, traumatismos o alteraciones en la mandíbula. Esta condición afecta estructuras como músculos, vértebras, ligamentos y discos intervertebrales en el cuello. En algunos casos, puede provocar un síndrome cervicobraquial (cuello-brazo) con alteraciones sensitivas y funcionales en el brazo debido a compromiso nervioso. El diagnóstico se basa en los síntomas del paciente, y en ocasiones, se requieren estudios de imagen especializados para evaluar el grado de afectación de los tejidos. Los tratamientos varían desde reposo con analgésicos hasta fisioterapia, reservando los procedimientos quirúrgicos para casos más graves. Es fundamental buscar atención médica para un manejo adecuado de la cervicalgia y mejorar la calidad de vida.
Las secuelas de un esguince cervical, también conocido como síndrome de latigazo, se producen cuando una o más estructuras en el cuello se lesionan debido a fuerzas de aceleración y desaceleración brusca de la cabeza, comúnmente asociadas a accidentes automovilísticos. Los síntomas incluyen contracturas musculares en el cuello, dolor y limitación en el movimiento. El tratamiento de esta afección debe ser personalizado. En la mayoría de los casos, las molestias se alivian en días o semanas, pero algunos pacientes pueden desarrollar dolor crónico. Cerca del 10% de estos pacientes experimentarán un dolor constante e importante, lo que puede requerir estudios de imagen para descartar lesiones estructurales y nerviosas en la columna vertebral. Los tratamientos varían desde analgésicos y calor local hasta fisioterapia prolongada o incluso procedimientos quirúrgicos en casos más complicados. Para lograr una mejoría eficiente se recomienda buscar atención médica temprana para determinar la mejor estrategia de tratamiento y minimizar las posibles secuelas a largo plazo.
La dorsalgia se refiere al dolor localizado entre la columna cervical y la lumbar (también conocida como dorso de la espalda). Los síntomas incluyen dolor agudo y punzante en uno o varios lados de la espalda, a veces entre los omoplatos, y en ocasiones una sensación de dolor sordo constante, junto con fatiga crónica y rigidez persistente. Las causas de la dorsalgia son diversas, como el estrés crónico, alteraciones posturales, y problemas en las curvaturas normales de la columna, como la escoliosis. También pueden estar relacionadas con enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, también es importante considerar la posible conexión de los síntomas con órganos internos como los pulmones o el corazón. El tratamiento es variado y complejo, pero el objetivo principal es identificar la causa subyacente de la afección y dirigir los esfuerzos médicos para abordar esa condición específica. Buscar atención médica es esencial para establecer un plan de tratamiento personalizado y mejorar la calidad de vida.
La lumbalgia se refiere al dolor en la parte baja de la espalda, específicamente en las vértebras lumbares. Esta condición puede variar desde una molestia leve que no limita las actividades diarias hasta ser tan incapacitante que impide incluso los movimientos más simples. Afecta tanto a personas jóvenes como a adultos. El dolor en la lumbalgia es resultado de la activación de un mecanismo neurológico que transmite el dolor debido a la compresión nerviosa, también conocida como radiculopatía. Este mecanismo se desencadena por diversas alteraciones estructurales en la columna, como hernias discales, curvaturas anormales (escoliosis), problemas degenerativos en las articulaciones intervertebrales, secuelas de traumatismos previos, lesiones tumorales, infecciones, problemas inmunológicos, entre otras. El tratamiento varía según la individualidad de cada paciente. Medidas generales, como reposo, terapia física con movimientos controlados y medicamentos, son esenciales. En casos extremos, algunos pacientes pueden necesitar tratamiento quirúrgico. Buscar atención médica es fundamental para determinar la mejor opción terapéutica y mejorar la calidad de vida.
El dolor tipo ciática se refiere a la molestia que se propaga a lo largo del nervio ciático, desde la parte baja de la espalda hasta las caderas, glúteos, muslos y a veces hasta la pantorrilla. Por lo general, afecta un solo lado del cuerpo y puede variar desde una sensación incómoda hasta un dolor agudo con ardor, entumecimiento o incluso descargas eléctricas, llegando a ser insoportable. Este dolor puede aumentar al toser o al estar sentado durante mucho tiempo. Algunas personas también experimentan entumecimiento, hormigueo o debilidad muscular en la pierna o pies. Estos síntomas señalan una posible compresión nerviosa debido a hernias de disco, espolones óseos, lesiones tumorales, entre otras causas. Los tratamientos se centran en abordar la causa subyacente. La mayoría de los síntomas mejoran en pocos días, pero si persisten o empeoran, es necesario buscar atención especializada para evaluación y tomar estudios más detallados. Se recomienda actuar temprano para resolver el problema.
Las hernias de disco suelen ocurrir entre los 30 y 50 años, siendo más comunes en hombres. Se originan principalmente por eventos traumáticos o degenerativos. Estas lesiones en los discos intervertebrales pueden ser desde un abultamiento o protrusión sin comprimir nervios, pero si el contenido del disco se sale, se forma una hernia de disco que puede comprimir nervios. Los síntomas varían desde molestias locales hasta problemas más lejanos, como cambios en la sensibilidad, calambres, sensación eléctrica y debilidad, dependiendo de la ubicación de la hernia. Los tratamientos son diversos. Para abultamientos o protrusiones se usan tratamientos no quirúrgicos, mientras que, para hernias de disco, el tratamiento puede ser conservador o, en algunos casos, requiere cirugía, según el grado de afectación nerviosa. Es importante buscar atención médica para determinar el mejor enfoque.
El término se refiere a pacientes que, después de una cirugía de columna, siguen experimentando los mismos síntomas anteriores a la cirugía o incluso los síntomas se han agravado. Hay varias razones para este síndrome, como la formación excesiva de cicatrices en los tejidos operados, inestabilidad de la columna, reaparición de hernias discales, selección incorrecta de pacientes y cirugías mal realizadas. El tratamiento implica una evaluación exhaustiva, revisión detallada de los síntomas y estado neurológico con el uso de estudios de imagen, como la resonancia magnética para identificar la causa del problema. Una vez que se encuentra la causa, se aplica un tratamiento específico para abordar esa afección en particular. Es crucial buscar atención médica para determinar la mejor estrategia.
Esta afección se refiere al estrechamiento del canal medular por donde pasa la médula espinal y sus raíces nerviosas. En su mayoría, la estenosis del canal es adquirida, lo que significa que generalmente se desarrolla como resultado del envejecimiento. Hay varias causas que pueden contribuir a este estrechamiento, ya sea individualmente o en combinación, como problemas de los discos (hernias discales), estenosis por desplazamientos vertebrales y degenerativos, complicaciones posoperatorias, lesiones traumáticas, y agrandamiento de las articulaciones y ligamentos. Los tratamientos son diversos y buscan abrir el canal medular. La rehabilitación desempeña un papel crucial inicialmente, pero si las medidas conservadoras no alivian los síntomas, los pacientes pueden considerar opciones quirúrgicas como último recurso. En casos menos graves los tratamientos conservadores suelen ser efectivos.
La hipertrofia de los ligamentos amarillos, que conectan las vértebras en la parte posterior de la columna, es frecuente en personas con dolor crónico y curvaturas anormales de la columna. Este crecimiento excesivo, resultado de esfuerzos intensos, inflamación crónica, reduce el canal por donde pasa la médula espinal y los nervios, provocando dolor al moverse. A menudo, se asocia con otras afecciones locales como hipertrofia de las articulaciones entre vertebra y vertebra o problemas en los discos vertebrales. Los tratamientos se enfocan en el conjunto de alteraciones presentes. El enfoque convencional incluye analgésicos, terapia física y fortalecimiento con corrección de la postura. Buscar atención médica es crucial para determinar el mejor plan de tratamiento.
La espondilolistesis es el desplazamiento anormal de una o varias vértebras hacia adelante (anterolistesis) o hacia atrás (retrolistesis) en relación con la curvatura normal de la columna. Esta afección afecta principalmente la columna lumbar y es más común en personas de 50 a 60 años. Las causas incluyen sobrecargas, degeneración de discos y eventos traumáticos como fracturas. Los síntomas son inespecíficos al principio, pudiendo no estar presentes en desplazamientos mínimos, pero en casos avanzados pueden incluir dolor local, entumecimiento, hormigueo y en casos severos, parálisis y pérdida de control de los esfínteres. El tratamiento temprano busca estabilizar el área fortaleciendo músculos y ligamentos con Terapias conservadoras. En casos sin mejoría, se recurre a estabilizar mecánicamente con barras y tornillos.
La espondiloartropatía es un cambio relacionado con la edad en huesos, ligamentos y discos de la columna vertebral, entre otras estructuras. Este proceso degenerativo se debe a traumatismos repetitivos o antecedentes traumáticos mal tratados, y en algunos casos, a enfermedades reumáticas autoinmunes como la artritis reumatoide. No se trata de una enfermedad específica de la columna, sino de un conjunto de alteraciones degenerativas que compromete todos los componentes de la columna vertebral. En casos que requieran cirugía, los componentes pueden ser tan variados que no siempre se logra una mejora total. Los síntomas van desde molestias locales como dolor en glúteos, lumbalgia o cervicalgia con disminución de la movilidad, hasta síntomas severos e incapacitantes con compresión nerviosa evidente. La atención temprana es crucial para manejar y mejorar la calidad de vida.
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